20.9.12

Vestidos que nunca llegarán a ser de princesas.

Y así, nuestra pequeña princesa fue liberada de lo que ella pensaba que sería su pasaje para la libertad, pero se equivocaba, le volvió a fallar, y ella se sintió sumisa ante las pruebas que la vida misma le ponía en bandeja. Antes de que volviera a amanecer quería ser libre de nuevo. Estaba cansada de sus bipolaridades, de sus encantos y sus fallos. Le decía que el mundo iba a ser de ellos, que se lo comerían, y al final, ella fue tragada. Eran capaces de despegar un avión del suelo con sus besos.
Ella no le podía seguir, era un tipo raro, eran opuestos. La situación era extrema, ella quería volver a vivir todas las malditas sensaciones que no consiguió vivir con nadie más. Le dió muchas oportunidaes, y se tragaba su orgullo, abalanzándose sobre él para darle un abrazo que acabara con el ressto del planeta. Pero esta vez ella no tenía dudas, no podía seguir tumbada en el suelo, derramando lágrimas y respirando gas.
Lo dejó pasar.