27.10.13

Sintiendo el gas en los pulmones.

Darte cuenta de que necesitas mirarle a los ojos y decirle cuanto le amas en cada instante, pero sobre todo, en esos momentos en los que te sientes sola, en los que las cosas no van bien, cuando sabes que algo no va bien.
Y el no poder hacerlo, hace que te sientas raro ante el mundo, alguien de quien el mundo se ríe por no dejarte ser libre.
Esas putas ralladas que nos dan , que amenazan con dejarlo todo atrás, que nos subimos a una noria, y con ganas de vomitar todas las palabrerías que nos vienen a la mente, dejamos que se escapen entre el aliento de nuestros besos. Esos aires con olor a gas de discusión que provocan silencios mataderos, en los que en alguna locura, se encienda una cerilla.
Noches llenas de monotonía y bipolaridad en las que residen conversaciones estúpidas que solo complacen, sin sentido alguno.
Despedidas extrañas, y de vuelta complacientes, que solo quieren salir del apuro. Revueltas del pasado que no van a ningún sitio, nada más que ha doler.
Y que después de un mal momento, ya no tienes su necesidad, sino el querer dejarlo todo pasar, porque te da igual, porque la monotonía se te está comiendo. No quieres que llegue el momento de escapar, y no sabes como evitarlo.
No es todo tan malo, al fin y al cabo, lo sobrellevas.