8.9.10

Omnisciente.

Quiero volar a algún lugar inexistente para la sociedad.
Necesito marchar a lo desconocido para todos los demás.
Tengo que subir a donde no llegue nadie más.
Y entonces, solo entonces, podré ver como el mundo se va muriendo poco a poco, como todo lo que conocemos, se esfuma, igual que la arena de la playa arrastrada por la brisa. Veré como los seres, piden ayuda mientras sus vidas acaban, como lloran ante la desgracia, como se arrepienten de haber creado una civilización de esa calaña. Y reiré.

5.9.10

Sidhartha.

Cuando alguien busca, suele ocurrir que sus ojos solo ven aquello que anda buscando, y ya no logra encontrar nada ni se vuelve receptivo a nada porque solo piensa en lo que busca, porque tiene un objetivo y se halla poseido por él. Buscar significa tener un objetivo, pero encontrar significa ser libre, estar abierto, carecer de objetivos. Tú quizás seas de verdad un buscador, pues al perseguir tu objetivo no ves muchas cosas que tienes a la vista.

Sihdartha.

Él ahora era todo oídos, se hallaba totalmente inmerso en esa sensación, totalmente vacío y dispuesto a asimilar, consciente de que esta vez por fin, había aprendido el arte de escuchar. Aunque muchas veces hubiera escuchado todo aquello, esa infinidad de voces del río, esta vez le parecieron nuevas. Pronto no pudo distinguir más aquellas voces, las alegres de las llorosas, las infantiles de las varoniles; todas se le confundían y entremezclaban, los lamentos del deseo y la risa del sabio, los gritos de cólera y los estertores de los moribundos, todo se hacía uno, se entretejía y anulaba en mil diversos modos. Y todo ese conjunto, todas las voces, todas las metas, todos los deseos, todos los sufrimientos, todos los placeres, todo el bien y todo el mal, todo eso junto era el mundo. Todo eso junto formaba el río del devenir, era la música de la vida. Y cuando él escuchaba atentamente ese río, aquel canto orquestado por miles de voces, cuando no escuchaba los lamentos ni las risas, cuando no ataba su alma a una de esas voces ni se introducía en ella con su propio YO, sino que las oía todas, entonces la gran canción de las mil voces se reducía a una palabra, a una sola, y esta palabra era: Om, la Perfección.

Vida.

Tal vez podrán evitar el sufrimiento y la tristeza, pero no logran aprender, sentir, cambiar, crecer o vivir. Prisioneros de sus temores, son esclavos que han renunciado a su libertad, pues solo cuando una persona no desea nada, es libre. Los pesimistas se quejan del viento; los optimistas esperan confiadamente que los vientos cambien de dirección y los realistas, ajustan sus velas en la dirección correcta.

Niñez.

Aquello que ya no tenemos, que algunos quieren guardar todavía, aquellos que no soportan la idea de hacerse mayores o esos que realmente todavía son niños.
Lugares secretos, idiomas inventados, ropa sin marca, maquillage inexistente, sin problemas, sin miedo a decir lo que piensa, con valor para anteponer su idea.
Madres que se preocupaban por nosotros, nos curaban si nos caíamos, nos llenaban de mimos, nos traían la merienda a la puerta del colegio.
Canciones, juegos, palabras, peinados, objetos, fotos, acciones, estilismos, escrituras infantiles..
Todo aquello que existe, todo aquello que conocemos, empieza por algo, alguna cosa, y nosotros empezamos por ser niños, saca al niño que hay dentro de tí, y nunca acabes de empezar.

Ingenuo.

Que ingenuo es aquel que piensa que nada puede suceder, que nada irá mal, que su vida es perfecta.
Para ellos, puede que les guste llamarse optimistas, puede que ellos sean los más acertados para tener el valor que les ayuda a enfrentar las dificultades con perseverancia.
Son los que creen que todo tiene arreglo, en cambio, los que se hacen llamar pesimistas, opinan lo mismo, pero saben que nadie va a intentarlo.
El mundo, esta lleno de pesimistas, porque los ingenuos, creen en los demás, ellos solo piensas en sí mismos, y no saben que conducen a la debilidad, cuando los demás, conducen al poder.